martes, 13 de octubre de 2015

Educación y excelencia

Hola familias,

Pocos son l@s niñ@s, entre 13 y 14 años, que saben responder a la pregunta qué escribió Lope de Vega o Quevedo; un poco más numerosos son los que ubican sin equivocarse América en el mapamundi; en el campo de la historia de nuestro país tenemos que luchar no sólo con el desconocimiento, sino con cierta vergüenza que se siente frente al pasado. Para evaluar el fracaso de la enseñanza ya no hacen falta las estadísticas: una charla con cualquier niñ@ es una muestra palpable de la falta de la cultura más básica y elemental. Varias son las iniciativas que están lanzándose para cambiar y mejorar la educación. Sin duda, la cuestión es urgente. Para disminuir el fracaso escolar se elaboran distintas estrategias que, en verdad, más que resolver los actuales problemas, crean otros nuevos. Veamos algunos de ellos, por ejemplo, el método de “múltiples inteligencias” y el “Horizonte 2020”.



Es muy frecuente escuchar que el “cole” aburre y es “un rollo”… La educación física y “las plásticas” son de las pocas asignaturas que reciben valoraciones positivas de l@s alumn@s. Hace unos meses, frente a este aburrimiento universal, algunos centros educativos han aplicado el método “inteligencias múltiples”, que promueve el trabajo en grupo y son los propios alumn@s los responsables de que todo el grupo entienda el material explicado por el profesor. ¡Cosa rara es este método pedagógico! Y si algunos compañer@s de grupo se negasen a aprender o entender, ¿qué hacer? ¿No existe el riesgo de generar un profundo aborrecimiento por los compañer@s o por el estudio en general? Es muy probable que un alumn@ destacado no reciba estímulo alguno para progresar, sino que lo adaptará a la mediocridad del grupo. La iniciativa suena bien, pero nos puede llevar al desarrollo de “una mediocridad única” que no de las “múltiples inteligencias”. Desaparece la educación para la excelencia.

Los educadores señalan que entre 5º y 6º de Primaria el alumn@ empieza a aburrirse y, como consecuencia, aumenta el fracaso escolar. ¿Qué remedio hay contra el maldito aburrimiento? Pues, en algunos colegios Jesuitas, eliminaron las asignaturas, los horarios y las notas e introdujeron los algoritmos innovadores en vez de las calificaciones tradicionales, los proyectos multidisciplinares y colectivos en vez de las asignaturas. Por cierto, tampoco hay recreos, porque uno sale al patio cuando “decide que está cansado”. Este proyecto llamado el “Horizonte 2020”, según lo ha explicado un educador, “ha reanimado a los estudiantes”. Lo dudo.

Ahora bien, uno de los objetivos principales de estos disparates educativos es hacer de l@s niñ@s y adolescentes “protagonistas en su proceso de aprendizaje” y ayudarles a formar su proyecto vital. Es sumamente curioso que los creadores del proyecto presentan como algo sumamente novedoso lo que siempre ha sido la base de la educación: que el alumno sea el protagonista y descubra su proyecto vital. Lo que sí es diferente ahora es la actitud: si antes el protagonista, es decir, un@ alumn@, para aprender tuvo que acatar unas normas y una disciplina, asumir responsabilidades y las consecuencias de sus actos; ahora es el profesor quien tiene que hacer todo lo posible para que el alumn@ lo pase bien aprendiendo, que no se canse, que no se aburra, que aprenda sin notarlo, sin hacer el menor esfuerzo… Vamos, un imposible. El pobre alumn@ se aburre, pues, ¡hagamos la clase divertida! ¿Puede ser la gramática o las matemáticas divertidas? No. Entonces, introduzcamos más música u otras asignaturas más aptas para el entretenimiento, dejando las “aburridas”como una actividad adicional.

Es muy dudoso que este tipo de iniciativas puedan recuperar la educación. Ojalá disminuyan el fracaso escolar, pero en general, se pierde el valor del esfuerzo, de la excelencia y la disciplina. El individuo se diluye en el grupo desde sus primeros pasos, pero es menester recordar que para trabajar bien dentro de un grupo hay que aprender a trabajar solo, tomar uno sus propias decisiones y asumir su responsabilidad. Dar el protagonismo a un niñ@ que todavía no tiene estas nociones bien formadas es, en mi opinión, incapacitarlo para crecer y convertirse en una persona adulta y madura moralmente.

fuente: www.elimparcial.es
autora:Natalia K. Denisova - Historiadora
 

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